La artrosis y la artritis reumatoide son enfermedades muy comunes, a la par que dolorosas, y aunque pueden parecer lo mismo, se trata de enfermedades muy distintas.
Ambas son enfermedades reumáticas, es decir, que provocan un desgaste del aparato locomotor, causando dolor y afectando a una o varias articulaciones.
Por un lado, la artritis es un proceso de inflamación que afecta a la membrana sinovial. De forma que, el líquido sinovial, el cual sirve para lubricar, se esparce por la articulación en lugar de ser reabsorbido.
Esto ocasiona una erosión constante del hueso y el cartílago.
Por otro lado, la artrosis es un proceso degenerativo crónico que afecta al cartílago. Podría decirse que, la almohadilla que está entre los huesos de la articulación y que hace que los mismos no se rocen, va desapareciendo con el tiempo.
No obstante, aunque son enfermedades muy difíciles de curar, existen tratamientos y métodos para evitar y calmar el dolor que las mismas causan.
Por ejemplo la fisioterapia, donde podemos distinguir diferentes mecanismos.
Encontramos la masoterapia y la terapia manual, con efectos sedativos, descontracturantes, circulatorios y tróficos, tanto a nivel cutáneo como a nivel muscular.
Esta terapia debe aplicarse de forma suave, progresiva y superficial.
También hallamos la reeducación articular. Técnicas de prevención ante la rigidez de las articulaciones, las cuales deben realizarse lo antes posible.
Además tenemos la reeducación muscular, donde debemos atraer la musculatura tanto como sea posible, dentro de los límites del estado general.
A su vez, contamos con la reeducación de la sensibilidad, a través de la termoterapia y la parafina.
Aplicamos frío en los períodos donde haya inflamación, y cuando no la haya, aplicamos calor.
Y por último, existe la reeducación global. En ella se realizan ejercicios dirigidos a la funcionalidad de la articulación, mejorando las actividades de la vida diaria, etc.
¿Quieres una cita de valoración? No dudes en contactarnos.