La prótesis de rodilla es la sustitución de la articulación por una pieza sintética a través de una intervención quirúrgica. Se trata de un implante que se coloca en la estructura dañada y sustituye su función, permitiendo al paciente volver a mover la articulación, eliminando cualquier dolor que pudiera tener.
El motivo más habitual por el que se coloca una prótesis es a causa de una artrosis de rodilla, que va dañando la articulación.
Pero también en los casos de fracturas donde hay un gran daño del hueso subcondral o determinados tumores óseos.
¿En qué consiste la intervención?
En primer lugar, se retira la rótula y cortan los extremos de fémur y tibia, con el objetivo de acomodar la prótesis al espacio articular.
De esta forma, se fijan las dos partes de la prótesis a los distintos huesos, con cemento o con tornillos.
Luego, se centra en reparar los tendones y músculos de la articulación, así como cerrar la incisión.
Debemos tener en cuenta que, según la lesión y cantidad de hueso que se retira, las prótesis pueden ser:
→ Totales, donde se sustituye la articulación por completo. Entre ellas encontramos:
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- Las prótesis de eje rígido, las cuales casi no se emplean porque solo permiten un movimiento, la flexoextensión.
- Las prótesis de sustitución de superficies articulares, donde se suprime la articulación dañada.
- Las prótesis con componentes enlazados, las cuales aportan mucha estabilidad por el enlace que hay entre la tibia y el fémur. Permitiendo la rotación y la flexoextensión.
- Y las prótesis autoestables, donde se sustituye la superficie dañada y aportan estabilidad y funcionalidad gracias a su diseño.
→ Por otro lado, existen las prótesis monocompartimentales. Las mismas se usan en lesiones delimitadas de la articulación.
Sin embargo, la intervención quirúrgica es solo una parte, debido a que, tras pasar por quirófano debemos ser muy estrictos siguiendo las pautas del fisioterapeuta. Solo así nos garantizamos una recuperación completa y exitosa.
El especialista en fisioterapia diseñará una serie de ejercicios adaptados al paciente y a su lesión. Siendo siempre el objetivo recuperar y aumentar la fuerza de los músculos, corregir cualquier inestabilidad y deformidad, aliviar los posibles dolores, eliminar cualquier adherencia en la cicatriz y mejorar la función física del paciente.