Las lesiones o trastornos musculoesqueléticos son el problema de salud relacionado con el trabajo común. Normalmente afecta a espalda, cuello, hombros y extremidades superiores. Ya que, las extremidades inferiores se ven también afectadas, pero en menor medida.
Existen cinco trastornos comunes que afectan a las extremidades superiores:
En primer lugar, encontramos la tendinitis del manguito de los rotadores. Se trata de la inflamación de los tendones de los músculos de los hombros, especialmente del manguito de los rotadores. Suele producirse por la sobrecarga de los mismos generada por movimientos frecuentes y repetitivos en el ámbito laboral.
La inflamación de los tendones puede provocar un desgarro o rotura del manguito, por lo que se debe tener mucha precaución y tratar dicha lesión.
En segundo lugar, tenemos la epicondilitis, también conocida como “codo de tenista”. Esta lesión es causada por el esfuerzo repetitivo en el movimiento, y por el cual se inflaman los tendones de los músculos de la cara externa del codo.
En tercer lugar, hallamos el síndrome del túnel carpiano. Es la compresión del nervio mediano a su paso por la muñeca a nivel del interior del túnel del carpo.
Es más frecuente en las mujeres, su origen puede deberse a movimiento y posturas forzadas de la mano por la flexión y extensión de la misma, o a golpes en la zona palmar.
A continuación, nos centraremos en los trastornos musculoesqueléticos situados en la espalda. Donde identificamos la lumbalgia, una contractura dolorosa y persistente en los músculos de la zona lumbar.
Se debe a dos motivos principales, por un lado a la sobrecarga continuada de la musculatura afectada. O, por otro lado, permanecer largos periodos de tiempo en mala posición o una posición forzada.
Y, por último, el síndrome cervical por tensión, se trata de una contractura muscular en la región cervical posterior. Esta lesión está motivada por la sobrecarga de trabajo, el uso repetitivo de los músculos o una postura forzada del cuello.
El lado más negativo de estas lesiones es que, si perduran en el tiempo sin tratarse, se convierten en crónicas. Y, en ocasiones hay que recurrir a cirugías, con una posterior rehabilitación.
Lo más recomendable, sería tratar dichas lesiones a la mínima aparición, evitando así largos periodos de incomodidad y dolor, además de la complicación de dicha lesión.